sábado, 6 de junio de 2015

Crecimiento de la ciudad chocícola


Aunque la forma de ciudad que llevaron los monjes civilizadores era la mediterránea, los nuevos ciudadanizados mantuvieron vivas ciertas tradiciones ancestrales y, entre ellas, la pervivencia del hito simbólico, que se convertirá en uno de los motivos sobre los que se fundará el desarrollo de esas poblaciones, ya convertidas en ciudades. Las consecuencias de este hecho son muy importantes, principalmente, porque el poder de atracción del hito será tal, que el crecimiento se hará a partir de él y teniéndole siempre presente; sin embargo no se manifestará como defecto hasta que llegaron a alcanzar tamaños grandes. 
Y muestra de que esas costumbres atávicas perduran durante muchísimo tiempo es que, milenios después, cuando unos nórdicos, lejanísimos descendientes de aquellos chocícolas, colonizaron el lejano oeste de América del norte, repitieron sin proponérselo aquel modo de vivir creando un poblado de servicios, con la iglesia, el colmado (salón) y la estafeta, mientras que los colonos habitaban en ranchos aislados en los alrededores, aunque muchos de ellos llegasen desde ciudades. Por aquellas tierras, antes que ellos, los españoles también habían fundado ciudades de forma muy distinta.

Los barrios ajardinados de las actuales ciudades americanas tienen una particularidad que se explica bien con este modo de ver las cosas. En las primitivas se circulaba libremente por los espacios que quedaban entre las chozas o casas. Cuando mucho más tarde se hicieron calzadas pavimentadas, el espacio libre entre ellas y las construcciones era tierra de nadie; los vecinos lo cuidaron para tener delante de sus ventanas una vista agradable y sirve como jardín pero, respetando lo que en principio era parte de la vía pública, los propietarios no se atrevieron (ni se atreven) a vallarlo salvo, a veces, con una cerca casi esquemática.
Algún intento se hizo, muchos años ha, por una promotora americana, de construir un barrio con este tipo de ordenación en España, pero al cabo de poco tiempo el cierre de las parcelas se ha impuesto, y los propietarios han vallado sus jardines con seto vivo, aproximación moderna a la cerca de obra tradicional.

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